Antecedentes
En los últimos meses se ha visto una de las crisis financieras más significativas de la historia de Norte América y Europa. La respuesta fue igual de histórica. Para evitar recesiones regionales y globales y restablecer la estabilidad y la confianza en el mercado, los gobiernos del Norte están llevando a cabo un programa masivo sin precedentes de intervención gubernamental y nacionalización de bancos, inyección generalizada de subsidios a instituciones en crisis y la re-regulación de sus sectores financieros.
Esta respuesta contrasta directamente con las austeras políticas neoliberales que se le vienen imponiendo a los países en desarrollo por parte del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los países desarrollados durante los últimos treinta años. Los gobiernos fueron forzados a liberalizar las barreras comerciales, desregular los mercados financieros y laborales, privatizar las industrias nacionales, abolir los subsidios y reducir el gasto social y económico. El estado vio drásticamente reducido su rol.
Este doble estándar no solamente es inaceptable, sino que también es una señal de la desaparición del fundamentalismo del libre mercado. El sistema financiero internacional, su arquitectura e instituciones han sido sobrepasados totalmente por la magnitud de la actual crisis financiera y económica. El sistema financiero, su arquitectura e instituciones deben ser completamente replanteados.
Una verdadera respuesta global a una crisis global
En las últimas semanas, dirigentes mundiales han reconocido las deficiencias del sistema actual y manifestado la necesidad de reunirse para abordar un conjunto más amplio de propuestas para reformar el sistema financiero mundial y sus instituciones. El G20 se va a reunir en Washington DC el 15 de Noviembre para comenzar las discusiones. Es, por supuesto, imprescindible llegar a un acuerdo sobre medidas inmediatas para hacer frente a la crisis, y hacemos hincapié en que debe darse prioridad a los impactos sobre los empleados y trabajadores comunes, a los hogares de bajos ingresos, jubilados y otros sectores muy vulnerables. Pero nos preocupa profundamente que las reuniones propuestas se lleven a cabo de una forma apresurada y no incluyente, y que por lo tanto no aborden la amplia gama de cambios necesarios ni asignen equitativamente la carga de los mismos.
Aunque la crisis se originó en países del Norte, los impactos serán probablemente mayores en los países en desarrollo. Por lo tanto, es fundamental que todos los países tengan voz en el proceso de cambio de la arquitectura financiera internacional. Soluciones no equitativas ni sustentables para transformar el actual sistema serían el resultado de una conferencia preparada con urgencia y que excluye a muchos países y a la sociedad civil. Esos esfuerzos pueden socavar de hecho aun más la confianza pública y limitar a los países que ya están optando por soluciones regionales por sobre un sistema financiero internacional más fuerte, más coherente y más justo.
Nuestras demandas –tiempo para repensar a fondo
Nosotras, las organizaciones de la sociedad civil abajo firmantes, apoyamos una transformación imprescindible y de largo alcance del sistema económico y financiero internacional. Para servir a este fin, apoyamos una conferencia internacional convocada por las Naciones Unidas para examinar la arquitectura financiera y monetaria, sus instituciones y su gobierno, pero solamente si la reunión se compromete en un proceso que:
1. Es incluyente y da participación a todos los gobiernos del mundo;
2. Incluye a representantes de la sociedad civil, a grupos ciudadanos, movimientos sociales y otras partes interesadas;
3. Tiene un calendario claro y un proceso de consultas regionales, en particular con quienes son más afectados por la crisis;
4. Es amplio en su alcance, encarando toda la gama de temas e instituciones;
5. Es transparente, con propuestas y proyectos de documentos puestos a disposición del público y discutidos antes de la reunión.
Debe hacerse pleno uso del nuevo grupo de trabajo de las Naciones Unidas sobre el sistema de financiación mundial, la próxima reunión sobre Financiación para el Desarrollo y otras instancias de la ONU para preparar esa reunión mundial.
No existen atajos fáciles en la búsqueda de soluciones en la transición del sistema actual –que ha fomentado la inestabilidad y la inequidad- hacia otro justo, sostenible y responsable que genere beneficios para la mayoría de los pueblos del mundo.
Comunicado de prensa
Una coalición de 630 organizaciones pertenecientes a 104 países ha emitido una declaración reclamando una respuesta que sea verdaderamente global a la crisis mundial, y formulan varios principios para conseguirlo.
ENGLISH - FRANÇAIS
Internacional, 29 de Octubre, 2008 - El día antes que el nuevo grupo de alto nivel de las Naciones Unidas, presidido por el premio Nobel Joseph Stiglitz, se reúna para discutir sobre la crisis financiera global, y dos semanas antes que Estados Unidos sea la sede del Grupo de los 20 (G20) para tratar el mismo tema, una coalición de 630 organizaciones pertenecientes a 104 países ha emitido una declaración reclamando una respuesta que sea verdaderamente global a la crisis mundial, y formulan varios principios para conseguirlo.
"Por supuesto que es imperativo llegar rápidamente a un acuerdo sobre las medidas para hacer frente a la crisis y proteger de los impactos de la misma a los trabajadores comunes, a los hogares de bajos ingresos y a otros sectores muy vulnerables”, dijo Lidy Nacpil de Jubileo Sur – Movimiento sobre Deuda y Desarrollo de Asia/Pacífico.
"Dado que los impactos serán mayores sobre las personas más pobres, en las economías emergentes y en los países en desarrollo", continuó Lidy Nacpil, "¿no deberían tener voz los gobiernos de todos los países y los pueblos en lugar de sólo quienes son responsables de esta crisis?"
La declaración reclama que cualquier cumbre mundial futura deberá mantener los siguientes principios:
• Involucrar a todos los gobiernos del mundo
• Que exista en el proceso una participación significativa de la sociedad civil, grupos de ciudadanos y movimientos sociales.
• Establecer un calendario claro para las consultas regionales con los grupos más afectados por la crisis.
• Que tenga un alcance global para hacer frente a toda la gama de temas e instituciones involucradas.
• Que exista transparencia, con propuestas y proyectos de documentos puestos a disposición del público y discutidos mucho antes de la reunión.
Asimismo, establece que las Naciones Unidas convoquen al evento en su calidad de órgano representativo a nivel mundial.
"Las políticas que los gobiernos del Norte, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han perseguido durante los últimos treinta años han fracasado espectacularmente", dijo Vitalis Meja de AFRODAD. "Y a pesar de eso, ahora la respuesta es juntarse 20 gobiernos de países desarrollados para un nuevo “Consenso de Washington", agregó.
"Cualquier intento por parte de los países más poderosos de llegar a un acuerdo sin hacer frente a una consulta pública y sin la participación de la mayoría de los países del mundo a través de un proceso inclusivo, socavará aún más la confianza pública", dijo Roberto Bissio, de la red Social Watch.
La declaración completa con la totalidad de las firmas se encuentra disponible en
www.choike.org/bw2
Contactos
- Lidy Nacpil, Coordinadora Regional, Jubilee South – Asia/Pacific Movement on Debt and Development, Philippines, +63 917 880 0410 or lnacpil@jsouth.org
- Vitalis Meja, Director de Programas, African Network on Debt and Development (Afrodad), Zimbabwe, +263 912 710708 or vitalis@afrodad.co.zw
- Roberto Bissio, Coordinador, Social Watch, Uruguay, + 33 6 2198 3661 or rbissio@item.org.uy
- Jesse Griffiths, Coordinador, Bretton Woods Project, United Kingdom, +44 (0)20 7561 7610, jgriffiths@brettonwoodsproject.org
- Fraser Reilly-King, Coordinator, Halifax Initiative, Canada, +1 613 789 4447 or freillyking@halifaxinitiative.org